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Fabula #2 - El arte de la no-espada

Tsukahara Bokuden, es uno de los maestros de esgrima que realmente comprendieron la misión de la espada, no como arma de matar, sino como instrumento de autodisciplina espiritual… y  hoy, os traemos un relato de su vida.

En una ocasión Bokuden estaba cruzando el lago Biwa en un bote de remos con cierto número de pasajeros, había entre ellos un samurai de aspecto tosco, fornido y arrogante. Alardeaba de su destreza con la espada, asegurando que era el primero en el oficio. Los restantes pasajeros escuchaban atentamente su charla, mientras Bokuden estaba dormitando como si nada de aquello fuera con él. Esto irritó particularmente al fanfarrón. Se acercó a Bokuden y le zarandeó, diciendo:

– Tú también llevas un par de espadas ¿por qué no dices nada?

Bokuden respondió tranquilamente – mi arte es diferente al tuyo, no consiste en derrotar a los otros, sino en no ser derrotado.

Esto encolerizó inmensamente a su interlocutor, que inquirió – ¿Cuál es tu escuela entonces?

– la mía es conocida como escuela mutekatsu (que significa derrotar al enemigo <sin manos> es decir, sin usar la espada.

– ¿por qué, entonces, llevas espada?

– está destinada a suprimir motivos egoístas y no para matar a los otros.

Ahora la cólera del hombre no conocía límites, gritó exaltado – ¿De verdad quieres luchar conmigo sin espada?

– ¿Por qué no? – fue la respuesta de Bokuden 

El samurai fanfarrón gritó al conductor de la barca que remara hacia tierra firme, hacia la costa. Pero Bokuden sugirió que sería mejor ir a una isla más alejada, pues en tierra firme atraerían a gente a la que podrían ocasionar algún daño. El samurái se mostró de acuerdo y la barca se encaminó hacia una isla solitaria situada a cierta distancia. En cuanto estuvieron bastante cerca, el hombre saltó de la barca y sacando su espada se aprestó para el combate. Bokuden pausadamente sacó sus espadas y se las dio al barquero. Según todas las apariencias, estaba a punto de seguir al samurái hacia la isla, cuando, de repente, Bokuden cogió el remo del barquero y, apoyándolo contra el suelo dio un fuerte impulso a la barca, que se apartó rápidamente de la isla y se adentró de nuevo en alta mar lejos de donde se encontraba el hombre. 

 
Bokuden, sonriendo, dijo:

– Esta es la escuela de la no-espada

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